El baño o el lavado del cuerpo sumergido en el agua se puede practicar con fines de higiene personal, rituales religiosos o terapéuticos. Por analogía, el término también se aplica a los baños en el mar.
El baño tradicional floreció en Roma, Asia y luego en Europa Central, pero hasta que la opinión pública con respecto a la higiene no cambió, el baño en casa no era popular, aparte de los saunas y los baños turcos que culturalmente han resistido la prueba del tiempo.
Más allá de lograr la limpieza y reducir el olor corporal, el baño apoya la salud de la comunidad en general al reducir la incidencia y propagación de enfermedades. El uso terapéutico del baño, conocido como hidroterapia, se ha utilizado para la rehabilitación de lesiones, para tratar afecciones de salud mental y para ayudar a la relajación.
Sin embargo, el baño también produce sensación de bienestar y brinda oportunidades para las conexiones humanas.
Privación sensorial temporal
Además de la sensación agradable del agua tibia sobre la piel, hay investigaciones que han demostrado que la ducha es, a menudo, un lugar donde ocurren ideas que invitan a la reflexión. Mediciones de resonancia magnética funcional y electroencefalogramas, apuntan a que los conocimientos están vinculados a ráfagas de actividad en el lóbulo temporal derecho del cerebro, un área en particular que parece establecer conexiones o asociaciones entre diferentes ideas o sensaciones. El cerebro "parpadea" justo antes de "obtener una idea". Luego, hay una ráfaga de ondas alfa en la parte posterior del cerebro que detiene la actividad en la corteza visual, la parte del cerebro que procesa la información visual y perceptiva. Es similar a cerrar los ojos para apartar la mirada de un problema antes de llegar a una epifanía y, con esa percepción, uno se vuelve momentáneamente menos consciente del entorno.
El agua tibia en el baño o la ducha no solo eleva el estado de ánimo, sino que atrae la atención hacia adentro y proporciona una restricción sensorial temporal ( por ejemplo, visión limitada, el ruido constante del agua corriendo y su calor, etc), que brinda la oportunidad de experimentar ese "parpadeo cerebral". Con el mundo exterior eliminado, las ideas pueden surgir en la conciencia con mayor facilidad.
Calor, relajación y sueño
Hay investigaciones que demuestran que los baños calientes producen cambios positivos en los patrones de sueño: un aumento de la somnolencia a la hora de acostarse y sueño de ondas más lentas.
En Japón, por ejemplo, el agua del baño diario es usualmente más caliente que la que típicamente se utiliza en Europa Central. La temperatura preferida suele estar entre los 40 ° C y 47 ° C y este calor es un requisito previo para la relajación total.
De la misma manera, se sabe que los baños en aguas termales facilita un mejor sueño al calentar el cuerpo.
Pero, más allá del sueño, se han reportado beneficios psicológicos antes y después de un baño de 10 minutos. Esto sugiere que bañarse en agua caliente también contribuye a aumentar la sensación de bienestar y el alivio psicológico.
Olor y tacto
Los aromas y el tacto suave también añaden una dimensión agradable a la experiencia del baño. Los aceites esenciales se han utilizado desde hace tiempo para evocar una sensación de frescor, aliviar la fatiga muscular, el estrés y para inducir cambios positivos en el sistema nervioso autónomo que inducen la relajación y reducen la excitación.
El toque terapéutico también se suma a la experiencia, ya sea auto-administrado mientras uno se enjabona o facilitado por un terapeuta. Por ejemplo, el Watsu, un derivado del shiatsu pero en agua, es un movimiento dinámico acuático que involucra a un terapeuta que guía el cuerpo de su paciente a través de movimientos que ofrecen una suave resistencia al agua tibia e incorporan ligeros estiramientos, doblando y flexionando el cuerpo con masajes y la aplicación de presión en varias partes del cuerpo. Se intercalan períodos de quietud para la integración mental y la liberación de la tensión muscular.
Conclusión
El baño, como se practica hoy en día, es un concepto muy diferente al que se tenía siglos atrás. Antes solía ser un asunto público y menos frecuente, pero hoy por hoy, es un ritual privado que ocurre con mayor frecuencia para mejorar la higiene personal. Si bien el baño tiene beneficios físicos, es decir, reduce las enfermedades y limpia el cuerpo, también presenta beneficios mentales que incluyen una mayor sensación de bienestar.
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